Quieras o no, una nómina es un documento que te acompañará a lo largo de tu vida profesional. En definitiva, se trata del recibo que te llega junto con tu salario a final de mes. Pero en una nómina hay mucha más información que la cantidad de tu salario.
Devengos, salario bruto, salario base, salario neto, IRPF… Son muchos los elementos que pueden resultar complicados de entender si no se conocen bien. De hecho, si esto te pasa a ti también, no eres el único: en España el 35,6 % de los trabajadores admiten no comprender ni saber explicar los componentes de su nómina.
En este artículo repasaremos la estructura de la nómina y haremos un recorrido por los elementos que representan ingresos y aquellos que implican deducciones. Porque comprender tu nómina te ayudará a tomar decisiones financieras mejores y más responsables.
La estructura
La nómina es un documento importante que en todo momento debes revisar y archivar en un lugar seguro. Aunque las nóminas puedan tener distintas formas o formatos, generalmente en España cuentan con una estructura común.
El encabezado
Ubicado en la parte superior, en el encabezado quedan reflejados los siguientes datos de la organización en la que estás dado de alta:
- Denominación social de la empresa, es decir, el nombre oficial que identifica a la empresa.
- Dirección de la empresa.
- Código de la cuenta de cotización de la Seguridad Social.
Además, en el encabezado también han de constar tus siguientes datos personales como trabajador:
- Nombre y apellidos.
- Número de afiliación a la Seguridad social.
- Categoría profesional.
- Antigüedad en la empresa.
También suelen figurar otros datos:
- Periodo de retribución.
- Total de días remunerados a través de la nómina.
- Convenio del trabajador (opcional).
- Cuenta corriente de ambas partes (opcional).
Es fundamental revisarlos y comprobar toda esta información, sobre todo si quieres usar la nómina para gestionar algún trámite o hacer reclamaciones.
El salario bruto mensual: los devengos
En toda nómina aparece el concepto de salario bruto mensual. En el salario bruto se muestra una cantidad de dinero superior en comparación con el sueldo que recibimos a final de mes. Esto se explica porque el salario bruto es una cantidad a la que todavía no se le han aplicado las deducciones.
El salario bruto tampoco es el salario base, aunque este último forme parte del salario bruto. La realidad es que el salario bruto está compuesto por diferentes elementos, como el salario base, que en una nómina encontrarás bajo el nombre de devengos.
Los devengos suelen estar tras el encabezado y se dividen en dos categorías:
A. Percepciones salariales
Las percepciones salariales representan los diferentes ingresos que recibimos por nuestro trabajo. Estas recompensas pueden percibirse en dinero o en especie y cotizan a la Seguridad Social. Veamos cuáles son:
Salario base.
Es la cantidad fija que recibimos por las horas o por los días trabajados.
Complementos salariales.
Complementan el salario base y dependen de las circunstancias que afectan al puesto de trabajo (la calidad y la cantidad del trabajo) y a nosotros mismos como trabajadores. Tenemos, por ejemplo, el plus de antigüedad, peligrosidad, trabajo nocturno o las primas de productividad.
Horas extraordinarias.
Son las horas que dedicamos tras finalizar la jornada laboral. Se remuneran mejor que una hora ordinaria y pueden cambiarse por tiempo de descanso (hasta cuatro meses después de hacer las horas extras).
Horas complementarias.
Son las horas que dedicamos tras finalizar la jornada laboral en un régimen de trabajo a jornada parcial. Las horas complementarias no pueden superar el 30 % de las horas totales.
Gratificaciones extraordinarias.
Todos los empleados tenemos el derecho de optar a dos pagas extras por año: una para Navidad y otra que depende del convenio o del acuerdo existente entre la empresa y el trabajador.
Estas pagas pueden estar prorrateadas mensualmente, es decir, en lugar de abonarse dos veces al año, pueden ingresarse de manera proporcional mes a mes.
Salario en especie.
Son los vales de comida, cheques guardería, seguros, bonos de transporte… El salario en especie no es una recompensa económica, sino que, en su lugar, el empleado recibe junto con su salario dinerario bienes o servicios que mejoran su paquete retributivo y que están exentos de IRPF dentro de ciertas limitaciones.
B. Percepciones no salariales
No se corresponden con el trabajo que realizamos, aunque están relacionadas con él. Estas percepciones no cotizan y pueden ser:
Suplidos e indemnizaciones:
Gastos de viaje, dietas e indemnizaciones por despido o por traslado.
2. Prestaciones a la Seguridad Social:
Se dan en el caso en el que se esté, por ejemplo, en una situación de incapacidad temporal o de desempleo parcial.
Las deducciones y el salario neto
Como hemos comentado, el salario bruto no coincide con la cantidad final que recibiremos al terminar el mes. Al salario bruto (o al total devengado) se le han de aplicar una serie de reducciones. Estas reducciones son aportes que hacemos como trabajadores a la Seguridad Social y a la Agencia Tributaria, y reciben el nombre de deducciones.
Hay dos grandes tipos de deducciones:
1. El aporte a la Seguridad Social.
Este aporte se divide en los siguientes conceptos:
Contingencias comunes:
Cubren las prestaciones de la SS de aquellos que las necesiten. Esta deducción representa el 4,7 % de la retribución total sin contar con las horas extras ni el prorrateo de las pagas extraordinarias (computan por separado).
Formación profesional:
Con el 0,1 % de nuestros ingresos brutos participamos en la financiación de los programas de Formación Profesional de Grado Medio y de Grado Superior.
Desempleo:
Esta deducción te da derecho a cobrar el paro o prestación por desempleo. Se deduce un 1,55 % si el contrato es indefinido y un 1,60 % del total si el contrato es temporal.
Horas extraordinarias:
Representan un 2 % del total si se llevan a cabo en situaciones de fuerza mayor (es decir, para prevenir y reparar siniestros o daños extraordinarios y urgentes). Si no se realizan por esta causa, se deducirá el 4,7 % del total.
2. IRPF:
El IRPF es un adelanto que le hacemos a la Agencia Tributaria de lo que nos corresponde pagar en la declaración de renta.
Este porcentaje de retención no es fijo, sino que depende del salario (a mayor sueldo, mayor será el porcentaje de IRPF que se paga) y de la situación personal del trabajador (discapacidad, estado civil, número de hijos…).
Los tramos (ten en cuenta que, dependiendo de tu salario, podrás estar en varios tramos) que se aplican actualmente en España son los siguientes: por ejemplo, alguien que tenga un sueldo bruto de 25.000 € tributará el 9,5 % de los primeros 12.450 €, el 12 % de los siguientes 7.750 € (la cantidad entre 12.450 € y 20.200 €) y el 15 % de los 4.800 € (el restante hasta legar a los 25.000 €).
Base liquidable tipo estatal
Hasta 12.450 € | 9,5 % |
Hasta 20.200 € | 12,0 % |
Hasta 35.200 € | 15,0 % |
Hasta 60.000 € | 18,5 % |
A partir de 60.001 € | 22,5 % |
Tras aplicar al salario bruto las deducciones a la Seguridad Social y al IRPF, obtenemos el salario neto, es decir, la cantidad que recibiremos a final de mes. Entonces:
SALARIO BRUTO (DEVENGOS) – DEDUCCIONES (SS e IRPF) = SALARIO NETO
