Las desigualdades entre hombres y mujeres imperan en el ámbito laboral desde siempre. Por ello, es necesario que las compañías tomen medidas para eliminarlas.
Uno de los problemas más comentados al hablar de las diferencias entre el hombre y la mujer en el ámbito laboral es la brecha salarial. En el año 2010, la brecha salarial1 entre ambos sexos era del 17,1 %. Sin embargo, en la última década esta diferencia ha ido reduciéndose hasta situarse en el 15,7 % en 2018.
Otro de los problemas más acuciantes en lo relativo a la desigualdad de género en el trabajo es la diferencia de oportunidades entre hombres y mujeres.
Todavía se sigue percibiendo a la mujer como la encargada de gestionar el ámbito familiar2. Debe fomentarse la conciliación laboral para que las mujeres tengan las mismas oportunidades en el mercado laboral que los hombres.
La equidad en las entrevistas de trabajo es importante también, ya que el género no debe ser un impedimento a la hora de ser contratado por una empresa.
En España, solo un 31 % de las mujeres accede a los cargos directivos: es el llamado “techo de cristal”. Por ello, las empresas deben trazar un plan para posibilitar el acceso de las mujeres a los puestos de dirección.
Reducir la desigualdad de género en el trabajo es cosa de todos. Algunas de las principales prácticas que se pueden llevar a cabo en la empresa son:
Dejar de asociar los trabajos no remunerados o pobremente remunerados —sobre todo, los relacionados con el ámbito de los cuidados— con las mujeres.
Promover la conciliación: si los empleados pueden conciliar bien su vida laboral con la personal, muchas mujeres no se verían ante el dilema de trabajar o quedarse en casa. Esto está muy relacionado con dar una mayor flexibilidad laboral para que el empleado pueda adaptar su jornada a sus necesidades.
El proceso de igualdad en el trabajo debe trasladarse asimismo a las entrevistas de contratación. Las ofertas de trabajo deben ser claras y los entrevistadores deben ser completamente neutrales en lo que respecta al género del entrevistado. Así, el proceso de contratación será más igualitario y las cuestiones de género no influirán en el acceso a un determinado empleo.
El diseño del ambiente de trabajo también es esencial. Muchas veces las empresas no le dan importancia a este aspecto, pero la creación de un entorno laboral que sea respetuoso con el género de los empleados es vital. Un ejemplo de ello es la empresa Jet.com, que hace encuestas entre los empleados para que ellos mismos aporten ideas para que el lugar de trabajo sea más igualitario.
La igualdad debe empezar por los propios líderes de las empresas. En cualquier negocio que quiera apostar por la igualdad de género, esta debe empezar por los propios jefes. Ellos son, como responsables, los primeros que deben dar ejemplo a sus empleados con comportamientos educados y respetuosos con la diversidad de la empresa.
Finalmente, las empresas deben medir el impacto de las medidas que hayan implementado para favorecer la igualdad de género. Si no se llevan a cabo estudios que aporten información sobre el efecto de las medidas, la dirección de la empresa no podrá saber si estas funcionan o no. Por ello es importante contar con esta información.
Aplicando estas medidas, será más fácil que las compañías alcancen el objetivo de la igualdad entre géneros en su plantilla.
