En un momento en el que los niveles de satisfacción de los empleados son bajos y la alta rotación se convierte en un problema para muchas empresas, conseguir una plantilla motivada y comprometida es una de las claves para tener éxito en el mercado.
Los enfoques y modelos de gestión que se aplican para lograrlo son variados, y dentro de los más actuales se encuentra la gestión por fortalezas, tanto individuales como de los equipos.
La gestión de fortalezas, también conocida como “gestión positiva”, consiste en descubrir los aspectos positivos de las personas y las organizaciones para desarrollarlos aún más. Habitualmente, sobre todo cuando algo no marcha bien, la tendencia es identificar lo que está fallando para analizar las causas y establecer un plan de acción. Sin embargo, observar solo los puntos débiles puede tener un efecto negativo sobre la motivación de los profesionales, además de que trabajar sobre ellos no será igual de efectivo que hacerlo sobre las fortalezas.
Las fortalezas son aquellos puntos fuertes que nos sirven como recursos para resolver las situaciones que se nos plantean. Click Para TwittearLas fortalezas son lo que nos ayuda a diferenciarnos y desarrollarlas es lo que realmente nos ayuda a alcanzar la excelencia en una tarea. Serían justamente lo contrario de las debilidades, en las que habitualmente se centran las organizaciones, y que precisamente son las áreas donde nos resulta más difícil aprender y somos menos efectivos.
Para crecer realmente es mejor centrarse en los aspectos en los que tenemos más oportunidades de mejorar.
Un nuevo modelo para orientar el desarrollo de capacidades
Uno de los modelos más empleado para el desarrollo de fortalezas es el conocido como “indagación apreciativa”, desarrollado por David Cooperrider. Este consiste en involucrar a todas las personas de la organización para descubrir qué es lo que funciona bien y, de este modo, potenciarlo, innovar y mejorar el rendimiento.
Para ello se pueden emplear herramientas como el análisis FOAR (Fortalezas, Oportunidades, Aspiraciones y Resultados), que sustituye los conceptos negativos del tradicional DAFO por otros positivos. De esta forma, nos quedaríamos solo con lo bueno y útil y dejaríamos a un lado lo que no aporta.
- Ayuda a fomentar la creatividad y la innovación en las personas y en toda la organización.
- Potencia la comunicación interna y facilita los flujos de información dentro de la compañía.
- Mejora el clima laboral gracias a las interacciones entre los participantes en el proceso.
- Consigue que los empleados sientan que forman parte de la mejora continua de sus capacidades.
- Genera una cultura de participación y colaboración, lo cual mejora también las interacciones y el trabajo en equipo.
- Refuerza positivamente la marca de empleador de la compañía, como consecuencia de la satisfacción que produce en los profesionales.
Por supuesto, aplicar un modelo de gestión por fortalezas también implica que la organización se asegure de aprovecharlas al máximo y asignar las responsabilidades en función de ellas.
Además, nunca quiere decir que se obvien las debilidades o que se dejen de trabajar las capacidades que debe reforzar la empresa, pero la experiencia muestra que adoptar un enfoque positivo para el desarrollo de los profesionales les ayuda a progresar a ellos y a la organización en su conjunto.
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